Incidentes en el show de La Renga

De la alegría a la tristeza: la fiesta masiva que La Renga llevó el sábado al Autódromo Roberto Mouras de La Plata pasa a un segundo plano con las novedades sobre Miguel Ramírez, un fan que está internado en grave estado a raíz del impacto de una bengala que recibió en su cabeza.


La banda canceló el show que tenía programado para este fin de semana en el Club Central Norte de Chaco y publicó un comunicado en su página web oficial: 

Jueves 5 de Mayo de 2011
El último sábado 30 de Abril, en el show que dimos en el Autódromo de la Plata, Miguel, uno de Los Mismos de Siempre, fue alcanzado por un elemento pirotécnico, arrojado entre el público en forma anónima y cobarde.
Hoy hay una familia en vilo por el estado de salud de Miguel. Repudiamos este acto de inconsciencia, y sólo nos queda acompañar y llevar nuestra energía a Miguel y a los suyos, en este difícil momento.
Anímicamente nos es imposible realizar el show programado para este fin de semana, en la ciudad de Resistencia, Chaco.
Los invitamos a todos a unir sus fuerzas para la recuperación de Miguel.
La Renga

Miguel (que según informaciones periodísticas es padre de dos chicos y su mujer está embarazada esperando el tercero) habría recibido una bengala o una cañita voladora, ingresada de contrabando por algún inconsciente que no aprendió nada luego de la masacre en Cromañón.

Ramírez sufrió dos paros respiratorios y permanece internado en coma en el Hospital Korn de Melchor Romero.



Relato de una fan de La Renga:
Un fan de La Renga relata el momento de terror en que una bengala hirió a Miguel Ramírez

Rodrigo Rodríguez y tres amigos habían encontrado lo que parecía ser un buen lugar para ver el recital de La Renga en el Autódromo de La Plata: unos metros detrás del mangrullo derecho (mirando el escenario), en una parte demasiado embarrada y, por ende, relativamente poco concurrida. "Justo antes de arrancar el show", le cuenta Rodrigo a Rolling Stone, "se apagan las luces, se prenden las bengalas, los tres tiros, y a partir de ahí empieza la secuencia."

Rodrigo, de 33 años, había ido por última vez a ver a La Renga en 1999, en el primer Huracán. Esta excursión a La Plata tenía sabor a revival personal. Pero todo se fue al carajo en ese comienzo borroso, casi a la par de los primeros acordes de "Canibalismo galáctico", cuando sintió un zumbido y algo que le rozaba la cabeza (venía volando del sector derecho, más cerca del escenario, según sus cálculos). Asustado, se dio vuelta y vio a Miguel (a quien no conocía) tirado en el piso, con una bengala ("entre roja y naranja") incrustada en el lado derecho del cuello. "Ahí la bengala, o la candela, no sé bien qué era, todavía no había prendido del todo. Y cuando se le clava al pibe en el cuello, se prende en su totalidad."

El momento fue espantoso. Rodrigo sólo podía ver la cara de Miguel, inconsciente, y el fuego que empezaba a propagarse y a inflamar una bandera. "Un pibe, de la desesperación, empezó a patearlo como quien quiere matar una cucaracha, para apagar la bengala (esta persona sería Leonardo, hermano de Miguel). Pero estaba clavada en el cuello y seguía prendida."

Rodrigo y otras tres o cuatro personas levantaron a Miguel del piso, y alguien finalmente logró extirparle el proyectil del cuello. "Para mí estaba muerto", dice Rodrigo ahora, todavía shockeado por el episodio. "Le veía el agujero en el cuello y el chocolate que le salía. Me puse a llorar. Pero lo fuimos llevando. La gente miraba, pero casi nadie se metía. Empezamos a correr, se nos cayó una vez, lo levantamos de nuevo y finalmente llegamos hasta el puesto sanitario que estaba cerca del escenario. La puerta estaba cerrada, empezamos a patearla. Prácticamente se la tiramos abajo. Pero al final pudimos ingresar. Y ahí se hicieron cargo los tipos. Del recital, más vale, no vi un porongo."



Personalmente, con indignación e impotencia siento que no aprendemos más. Por la pirotecnia ya nos dejaron 194 almas y aun así sigue habiendo gente inconsciente. "Nunca olvidar" pero lamentablemente hay idiotas que no entienden el valor de una vida. 

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